El sprint final: 5 claves para lograr el éxito en exámenes

En época de exámenes es donde los alumnos deben dar el "do de pecho". Es frecuente que en ciertas fases del curso, coincidentes con los exámenes, los estudiantes se encuentren agotados, por la acumulación de tareas que desde los centros escolares les asignan, y que hay que sumar a la que es de por sí la más ardua de todas: el estudio. Estudiar es una empresa compleja porque por encima de todo requiere de una estructura organizada, haciéndose muchas veces necesario convertirse en una especie de "trapero del tiempo" o de "malabarista de contenidos". Y siempre está la cosa de que hay asignaturas que requieren un empleo de recursos superior a las demás, se esté en el nivel académico en que se esté. 

 

Para muchos estudiantes, el Inglés se convierte en un temido reducto que ni siquiera tienen ganas de abordar, dándolo por imposible de todas todas. Desde aquí queremos comentar varios factores que a menudo son pasados por alto, pero que si fueran considerados por el alumno, aunque fuera por un momento siquiera, conseguirían aumentar bastante su optimismo frente a la imagen negativa hacia la asignatura que guardan desde dentro:

 

1. No se va a aprender en una semana lo que no se ha aprendido a lo largo del curso. Ya se sabe. Lo hemos oído repetido hasta la saciedad y los que enseñamos no nos cansamos de repetirlo. Vale. Pero eso no significa que haya que rendirse sin plantarle batalla al examen: Un repaso organizado aun a finales de curso puede hacer que los estudiantes aprendan lo que ni ellos piensan que pueden aprender, y demostrarlo con éxito en el examen.

 

2. En muchos casos el estudiante siempre sabe más de lo que cree saber. Sin embargo, la visión desmotivadora de una asignatura o un examen que no se lleva todo lo bien que se debiera son a menudo resorte suficiente para madurar un "no me presento" o "lo voy a hacer, pero dejaré muchas en blanco". En concreto, la exposición al idioma Inglés siempre es mayor de lo que se piensa, máxime en la época de las nuevas tecnologías.

 

3. Si atenaza la idea de no hacer nada o se sufre un bloqueo, o simplemente se experimentan dudas acerca de encarar o no la prueba, la mejor solución, con independencia del resultado final, siempre debe estar clara: hacer algo. Huir solo radicalizará el problema y aumentará la frustración a corto plazo. Es preferible actuar: ¿se tienen dos días? Se repasa -bien hecho, claro- lo que se pueda. Para los universitarios: ¿me presento o no me presento? Lo haces. Luego ya veremos.

 

4. Buscar ayuda no es hacer trampa. Es gestionar eficientemente los recursos al alcance del estudiante. Se puede conseguir de muchas maneras: redistribuyendo trabajos, delegando lo que se pueda, buscando refuerzo, etc... A menudo la ayuda externa incrementa la seguridad del estudiante frente a la prueba o examen de su centro de estudios.

 

5. Mantener en la medida de lo posible la mente en positivo puede salvar con buena factura muchas situaciones que de entrada se dan por perdidas. La confianza es fundamental, se logre desde uno mismo o a través de refuerzo externo.

 

Desde aquí os deseamos mucho ánimo a todos los estudiantes (y a todos los padres que les dan su apoyo incondicional) que estén en época de exámenes. ¡A por todas!

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