El Inglés en la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos 2020

Ya está, ya se terminó. La ilusión de todos los que anhelaban un Madrid sede de los Juegos Olímpicos para el año 2020 se desvanecía a las primeras de cambio en la primera ronda de votaciones del COI en Buenos Aires, tras un empate inicial con la ciudad de Estambul. Los Juegos Olímpicos se van a celebrar en Tokio en el año 2020.

 

Consideraciones políticas, estratégicas, geográficas o diplomáticas aparte, en la presentación de la candidatura madrileña ha existido un factor que nadie ha pasado por alto, y que se ha escuchado (y parece que seguirá haciéndose durante algún tiempo) en todas las conversaciones sobre el desenlace del evento: el Inglés de nuestros representantes patrios en la defensa de las bondades urbanas y nacionales que un enclave como Madrid ofrece para la celebración de unos Juegos Olímpicos. Mientras que la intervención del Príncipe Felipe ha sido generalmente laureada, la de la alcaldesa de Madrid ha corrido desigual suerte, convirtiéndose en objeto de críticas a lo que se ha calificado en algunos círculos como "inglés vergonzoso" o "intento de inglés".

 

Desde aquí nos gustaría hacer algunas consideraciones al respecto, en forma de decálogo, sin ánimo de "arreglar" nada, ni tampoco de incrementar las malas sensaciones ya producidas:

 

1. En primer lugar, el argumento que tanto se esgrime en los círculos de la crítica que defiende que todo político o representante oficial debe saber expresarse mínimamente en Inglés es justificable y razonable hasta cierto punto. Podemos pensar que exigir un plus de conocimientos lingüísticos a quienes deben dar la cara por un país frente a los restantes es lícito.

 

2. Dado que existe cierta convención establecida por la que el Inglés se configura como "lengua puente" entre hablantes de lenguas diferentes, conocer el idioma sajón con la mayor profusión posible no solo es deseable, sino necesario, como se está poniendo de manifiesto.

 

3. El "deber" del visitante de un país extranjero de preocuparse por conocer mínimamente la lengua del país que visita para un desenvolvimiento básico durante su estancia funciona en sentido recíproco y bidireccional. Es decir, que igual que no esperaríamos respuesta o comprensión si nos dirigiésemos en castellano a los viandantes en pleno Picadilly Circus, tampoco debieran esperarla los visitantes extranjeros que preguntan en su idioma nativo por la manera más rápida de llegar al Palacio Real desde la Puerta del Sol.

 

4. El Inglés utilizado por la alcaldesa de Madrid en su presentación denota que no está acostumbrada a su uso, que no está cómoda empleándolo. Esto es fácilmente deducible prestando atención a su pronunciación, sin ir más lejos. La pronunciación es un aspecto de capital importancia en cualquier lengua hablada, y que hay que considerar antes de otros aspectos accesorios de la lengua como la prosodia o la articulación.

 

5. Sin embargo, y de nuevo salvando el celebrado chascarrillo del "relaxing café con leche en la Plaza Mayor", el discurso en Inglés de la alcaldesa, y es nuestra opinión, fue perfectamente comprensible para cualquiera que hable la lengua inglesa. No hay tanta diferencia en su dicción (elementos de declamación y puesta en escena a un lado) y la de un ciudadano indio, por ejemplo, y teniendo en cuenta el marco en el que se produjo el discurso y los fines a los que éste se dirigía, no cumplió del todo mal su cometido.

 

6. Ni qué decir tiene que el discurso estaba previamente preparado y diseñado, algo que se colige sin dificultad atendiendo, como hemos comentado, al solo detalle de la pronunciación. Si bien no se trataba de un discurso construído con un Inglés muy enrevesado, sin embargo presentaba un cierto rigor y formalidad que no imaginamos pudiera ser producto de las habilidades de la alcaldesa.

 

7. Como dice el popular adagio castellano, qué fácil es ver los toros desde la barrera. No es lo mismo pensar que uno lo hubiera hecho mucho mejor que salir al estrado y pronunciar el discurso, en la medida en que cada uno pueda o sepa. Es decir, existe un mérito adicional en aquellas personas que sin tener un avanzado control o dominio de la lengua se lanzan a hacer uso de ella: el Inglés que se sepa HAY QUE PONERLO EN MOVIMIENTO a la mínima ocasión que se presente, sea de manera obligada como en el caso que comentamos, o por mera práctica fortuita.

 

8. Dicho todo lo anterior, hubiera sido muy conveniente y deseable, en aras de una mejor defensa de los intereses españoles, que el Inglés de la alcaldesa hubiera gozado de una mejor presentación, esto es innegable.

 

9. Por lo menos, y como no hay mal que por bien no venga, con acontecimientos como este se está poniendo el acento en el Inglés, lo que es un aliciente para muchos a la hora de ponerse manos a la obra con su estudio y práctica.

 

10. El relaxing café con leche en la Plaza Mayor es solo una opción personal de la alcaldesa. Nosotros preferimos el bocata de calamares en el mismo lugar. Un clásico imbatible.

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