On The Spot: Let Me Love You / DJ Snake feat. Justin Bieber

Hoy nos metemos de lleno a mirar por el agujerito de uno de los temas que ha dado como fruto la colaboración entre el dee-jay francés William Grigahcine, conocido por todos como DJ Snake, y uno de los tipos más queridos y más odiados de la industria musical, nuestro (sí, nuestro, porque ya es de todos nosotros, para bien o para mal) Justin Bieber.

En el vídeo tenéis la letra del tema, interpretado vocalmente por Bieber, y que comienza musicalmente con una atmósfera mística, como el que se adentra en un río que, a medida que se va recorriendo con el agua por debajo de las rodillas, se convierte en pantano con aguas estancas más densas y difíciles de transitar a pie. Lo mismito que pasa con los amores -a veces-, o casi siempre. O al menos es probable que pase. Whatever.

 

Nuestro personaje  (el género se lo ponéis vosotros, vamos, ¡imaginad!) comienza sincerándose con nosotros, oyentes atentos de la letra que queremos comprender, y nos dice que antes pensaba que se quemaba con su amada o amado -o con quien sea, oye- en el filo de algo bonito. En el filo, en el borde, o más exactamente sobre, como sabemos por el uso de la preposición "on". Antes pensaba.  Ya no. Sabemos ahora que ya no lo piensa o lo cree más, porque dice "I used to believe". No confiesa que "I usually believe", no, así que no suele creer eso todavía en el presente, ni tampoco que "I use to believe", como el que acostumbra a hacer algo varias veces a la semana. Lo creía pero ya no. Y en el filo de qué cosa creía quemarse con su compañía, pues no lo sabemos. Es una cosa indeterminada, un objeto que no tenemos ni idea de qué es a ciencia cierta -something-.

 

Continúa contando que vendiendo un sueño, (con gerundina continuidad), el humo y los espejos les mantienen esperando un milagro. Que suceda un milagro, así de pronto. Porque un milagro no es algo que vaya a llegar andando como el que espera a un coleguita afuera de la boca de metro del centro, qué va. Un milagro sucede así de improviso. Por eso waiting on. Con ese sentido de continuidad que tiene también la expresión on algunas veces.

 

Pasa por el más oscuro de los días, dice. Va -"go"-, pero va atravesando, yendo del principio al final del día de marras este, a través de los momentos más indeseables, repugnantes y difíciles que uno no le desearía ni a alguno de sus peores enemigos (a alguno, porque siempre son varios). Todo eso cuenta la preposición through, en relación al día tan oscuro, oscurísimo, que es el más oscuro de todos -darkest-.

 

El cielo, el del paraíso, el de los ángeles y los querubines, que es hermano mayor del otro cielo, por el que cruzan volando los pájaros , está -canta Biebs- a un desengaño amoroso de distancia. ¿Y eso es lejos? ¿o es cerca? ¿o está a medio camino entre cerca y lejos? Con este arte no se entera muy bien uno... Yo creo que lo que quiere decir este muchacho, Justin, es que quiere que la chica que le gusta al prota corte con quien esté ahora, y así nuestro cantado protagonista pueda alcanzar el cielo, el bueno, el fetén, si se van juntos. O sea, que la otra tercera persona es un obstáculo que anda por ahí y que le incordia y le estorba, vaya.

 

Nunca te dejaré ir, le dice. ¿Quien? Pues yo. A ti. Usando un futuro disfrazado de presente. Y le pide "nunca me decepciones". ¿Quién a quién? Tú a mí. Que yo cumplo, pero ten tú también ese detalle conmigo, oye. Es que aquí el verbo let sufre una metamorfosis cuando le ponen al lado la preposición down, y ya cambia su significado. Como en una reacción química. Así que si le echamos down a let nos sale decepcionar. "Ha sido un infierno de viaje", se queja con literalidad el prota, que ha tenido que conducir por el borde de un cuchillo. Madre, qué apuros. Y cuánto le gustan los filos a este, ¿no?. Te repito que no te dejaré que te vayas y te pido otra vez, por si acaso, que no me la líes.

¡No te rindas! -ya le ha cogido el gusto a lo de pedir- ¡Yo no me rendiré!, y niega, con soniquete cantarín, tres veces, como San Pedro a Jesús. Ojo a la química de up con give, que produce rendirse. Y ahora vienen otras dos palabras que se fusionan en una, en plan súper saiyan: will más not se convierten en won't, contraídas. Así que rendirse, en el futuro, pues no se contempla. Y por fin nos llega la gran declaración del enamorado que se desmelena y se lanza a por todas, tanto que hasta le sirve de título para la canción, que no es poco: ¡Déjame quererte!

 

Así que tras sacarse del pecho tan tremendo ruego, deja paso a la instrumentación para hacer el momento todo lo bonito y lo importante que pueda conseguirse con las notas. Escuchad. Este pop electrónico, en un momento álgido como este, todo lo puede, a mí que no me digan. Y eso que solo llevamos un minuto y catorce segundos de canción. Goosebumps.

 

Ahora que ya ha entrado en calor y nos ha confesado unas cuantas cosas, nuestro prota se viene arriba y continúa pidiendo ya desde la segunda mitad de la canción: No te quedes dormida. No caigas dormido, decimos en Inglés. Porque dormirse es como caer en otro plano dimensional, sobre todo cuando está uno muy cansado. Tenemos un millón de millas por delante nuestro en el volante. Pero, ¿wheel no era rueda? Claro que sí. Y como el volante tiene forma de rueda pues ya tenemos manera de decir volante en Inglés, mira qué fácil.

 

Todo lo que necesitamos es un despertar brusco para saber que somos lo suficientemente buenos. Toma ya, ¿se necesita eso de verdad para darse uno cuenta de que vale 'pal amor? Por lo visto, según canta Justin, sí. Él sabrá. Y vuelta a la carga again con el día tan complicado por el que tiene que pasar, tanto que es el más oscuro. 

 

Y así se termina la historia, con este prota pedigüeño nuestro, que no pide cosa pequeña, y que suponemos, aunque sea por los millones de reproducciones en streaming, que al final lo consigue.

 

Momento para los aplausos... ¿no?

 

 

 

 

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